PARA JÓVENES, DE CARA A SU FUTURO

Xavier Sáez-Llorens

Acabas de obtener el grado de bachiller. Aun cuando no es un trámite excepcional, el diploma tiene mérito. No sólo escalas un peldaño académico, sino que adquieres la mayoría de edad y empiezas a ser dueño absoluto de tus decisiones. La rebeldía estudiantil se irá desvaneciendo a medida que vayas forjando madurez mental. Salvo por la ayuda económica de tus padres, lo que hagas a partir de ahora marcará tu propio destino. A tu edad todos teníamos ideales. Intenta preservarlos como parte integral de tus alforjas para transitar por la vida. Aunque las utopías se disiparán con el tiempo, conservarlas te harán respetable y soñador. Tendrás también ambiciones, útiles para labrar competitividad y lograr metas. Tu personalidad se irá moldeando en la universidad. Allí brotarán los valores inculcados en casa: humildad, honradez, solidaridad, tolerancia e independencia de criterio. Exhibe siempre un comportamiento ético ejemplar. Jamás discrimines a alguien por color, género, orientación sexual, etnia o manera de pensar. Siente orgullo por tu nacionalidad e impronta genética, sin menosprecio ni envidia a otras culturas.

Será inevitable que te equivoques. Cada error facilitará reconocer tus limitaciones. Sé flexible ante las razones inteligentes de otros. Todos tenemos fortalezas y debilidades, nadie destaca en cada una de las facetas del saber. Utiliza la evidencia, la persuasión y la cordialidad como sustento de tus opiniones. No hagas ninguna concesión a la hipocresía, a la corrupción ni a la injusticia. Recuerda que toda obra humana es falible y que en cuestiones intelectuales no tienen cabida los dogmas. Se escéptico, investiga, consolida el pensamiento crítico y no te dejes embaucar por verdades reveladas, charlatanerías fanáticas o conspiraciones delirantes. No seas rencoroso. La venganza propicia arbitrariedades. Más que codiciar lo material, afánate por ser feliz y útil a la sociedad. Algo de dinero te alejará mortificaciones, pero la obsesión por tener mucho las acercará. Obtén prosperidad lícitamente, de lo contrario nunca será tuya. Las conquistas más fructíferas y duraderas son las que implican denuedo y perseverancia, no las fugaces que surgen pulsando teclas en el ciberespacio. Huye de los extremos en cualquier debate. De cara a tus primeras elecciones, vota por lo que dicta tu conciencia, no seas súbdito de demagogias partidistas ni de retóricas populistas. Si optas por el capitalismo, jamás olvides que mucha gente no tuvo las mismas oportunidades que tú. Lucha por una mejor educación y salud para ellos. Si te decantas por el socialismo, procura que tu perspectiva sea de una nación que viva con suficiencia y dignidad, no donde la mayoría enfrente escasez o vea truncada su iniciativa empresarial. Una postura, quizá más sensata, sería extraer lo positivo de cada corriente y procurar el equilibrio ideológico.

Por mucho que creas saber, nunca consideres que eso que tú dominas, usualmente insuficiente, debe erigirse en el epicentro de cada discusión. Más que información, persigue conocimiento. Sé franco y transparente, no te escondas en anonimatos para emitir reflexiones. Rectifica y pide disculpas cuando falles. Hazlo por convicción, no por oportunismo. No te canses de revisar tus actos y juicios de valor. A veces te sentirás desolado, pero esto te hará aceptar que no siempre uno posee la misma lucidez y que tu perpetua guarida, cuando palidezcan las improductivas vanidades, es la infinita e incondicional complicidad de tu familia.